sábado, 19 de enero de 2008

Y ahora me enfado, y no respiro

Finalmente se resolvió la incógnita y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, no irá en las listas al Congreso por el Partido Popular. Después de llevar meses auto-postulándose como "número 2" y como instrumento para "ayudar a Mariano a ganar las elecciones", como él mismo dijo, en una reunión entre el propio Rajoy, Gallardón, el secretario general Ángel Acebes y la Presidenta del PP de Madrid y de la Comunidad, Esperanza Aguirre se acordó que estaba muy bien en su puesto actual y que no había necesidad de cambios por el momento.

Según se ha podido saber, Esperanza Aguirre dijo en esa reunión que si Gallardón iba en las listas, ella dimitía de su puesto de Presidenta y también quería entrar a formar parte de las mismas. No sé si esto será verdad o si tal vez, la decisión de Rajoy de no incluirle vino motivada por esta postura de Aguirre o la tenía ya tomada de antes. En cualquier caso, la decisión es tremendamente acertada. Si hay algo que ha demostrado Gallardón en los últimos años es que sólo le interesa él mismo. Tiene un afán de poder incalculable, una actitud muy válida en política, siempre que lo uses contra tu rival y no contra tus compañeros/as de partido. Ha dado muestras de una posición personalista y muy alejada de la "disciplina de partido" en temas como el matrimonio homosexual o el 11-M. No digo que haya que ser como borregos y pensar todos lo mismo y acatar al jefe sean cuales sean sus ideas; pero es que Gallardón ha aprovechado cualquier mínima oportunidad para salirse de las directrices del Partido Popular y arrimarse a aquellas opciones que él podía considerar más "políticamente correctas" (o más bien debería decir, "populistas"). Por dar un pequeño ejemplo, Gallardón es partidario de no investigar más el 11-M; dejando de lado el acoso y difamaciones que se hicieron al PP en aquellos famosos 4 días de Marzo...¡como puede decir eso cuando él es el alcalde de la ciudad a la que le han arrebatado 192 ciudadanos! Debería pasarse día y noche exigiendo llegar hasta las últimas consecuencias.

Por último decir que esta rabieta de abandonar posiblemente la política después de las elecciones el 9-M es, simplemente una estrategia para hacerse la víctima. Si el PP pierde, pedirá la dimisión de Rajoy e intentará postularse como el nuevo salvador; y si el PP gana, dirá que él participó activamente en la campaña y que se merece, como mínimo un Ministerio o, por qué no, la Vicepresidencia. En el PSOE y en la izquierda mediática están encantados con Gallardón, un cáncer en las entrañas del enemigo. Tienen la excusa perfecta para llamar extremista y radical a Rajoy y además se les llena la boca diciendo que ha abierto una crisis en el PP. Y sí es cierto, hay crisis en el PP, pero que nadie se equivoque, el único culpable de esa crisis es Gallardón.