Al margen del buenísimo resultado deportivo, estas tres semanas han despertado en los aficionados sentimientos que parecían muertos, desaparecidos. El fútbol ha conseguido unir un país maltrecho por la situación política y ecónomica, en el que cada día se desafía la unidad de la nación. Estatutos anti-constitucionales, planes secesionistas, desprecio por la lengua común...La gente ayer se lanzó a las calles con su camiseta roja y su bandera a cantar, a gritar y a festejar. Yo tuve la suerte de vivirlo en Madrid; y desde Colón a Neptuno, desde la Puerta de Alcalá a Sol sólo se veían banderas rojas y amarillas. En toda España, e incluso en Barcelona o Bilbao, se tarareó nuestro himno, se lanzaron vivas a España y se grito con orgullo el ya famoso: "Yo soy español, español, español..."
Durante este mes la gente ha lucido con orgullo nuestra bandera y ha gritado bien alto que se sienten españoles, ¿por qué no puede ser así siempre?, ¿por qué el que lleva la bandera de España en el móvil o cuando le llaman suena el himno es una facha retrogrado?. Los nacionalistas vascos y catalanes han dicho públicamente que no querían que ganara España, ¿también odiaban a Alemania o a Italia?, ¿o sólo a nosotros?, ¿quiénes son los verdaderos fascistas?. Es muy triste no sentirse orgulloso de lo tuyo, ¿y qué hay más nuestro que nuestra nación?. Ayer todos cantamos "que viva España"; si esta victoria en la Eurocopa es capaz de hacer que esta canción se convierta en un sentimiento real habremos avanzado como país y habremos ganado en libertad.

No hay comentarios:
Publicar un comentario